Penetra entre las rendijas de la persiana la luz de la mañana, un nuevo día. Remito al conjunto de la estepa enlatada, y así consigo el aliño y el ósculo. Bendito amor, que me guardas.
Todo se obscurece paulatinamente,tiemblan mis centrosporque la calma acompañaa la incertidumbre.Un regalo, un tesoroy yo no me encuentroni le encuentro a él.